Capitulo 49. Sobre Derol
La presa había virado hacia otra dirección, eso sólo podía significar que la trampa puesta no serviría de nada. A lo mejor Rar debería sentirse un poco avergonzado por ello, sin embargo, el cambio le beneficiaba. El cambio que él mismo provocó.
La trampa puesta por el grupo de cacería, guiado por Kanan no atraparía a la presa, pero casualmente Rar había pensado en un plan B y colocó una trampa de “emergencia”.
No es que Rar deseara que el plan de Kanan fallara deliberadamente, tan solo tuvo una acción “por si acaso”.
Ya se alcanzaban a escuchar los pasos apresurados del animal, Rar apretó el arma y avanzó rápidamente para espantarlo en dirección a la trampa. Mientras avanzaba, sintió que la emoción aumentaba y una sonrisa de triunfo se plantó en su rostro.
Ya quería que todos vieran su logro. El suyo, no el de Kanan
Rar llego hasta el sendero y levantó el arma al aire, para espantar a la presa. A unos metros apareció el aguerrido animal, bramando en advertencia para que nada osara colocarse en su camino; aumentando su tamaño, conforme se acercaba a Rar.
De hecho lucia bastante más grande a lo que Rar había calculado. Bastante más fuerte a lo que la trampa de Rar podría someter
Y ese animal grande y fuere no parecía en absoluto intimidado por el arma y los gritos de Rar.
—¡Hazte a un lado, Rar!— grito Kanan
El joven corría justo detrás de la presa. Rar ya sabía que Kanan era de los más veloces en la aldea, pero verlo tan entero, tras una presa, era chocante.
¿De todos modos, qué hacía Kanan corriendo detrás de la presa?
—¡Puedo detenerlo! — decidió Rar con enfado, y se plantó clavando los ojos en el animal que se acercaba más y más.
—¡Va a lastimarte!— gritó Kanan— ¡El animal paso cerca de una flor de Zharh!.
Nada que pasara cerca de una flor de Zharh era fácil de contener, por muy pequeño que fuera.
Rar no supo cómo pasaron las cosas; el animal ya casi estaba encima, la verdad es que no había manera de moverse y salir sin herida alguna.
Su intención de destacar al capturar a la presa, se había arruinado. Encima resultaría herido. Rar atinó a dejarse caer, pero ya tenía al animal encima.
Un animal muy furioso que abrió las fauces de manera agresiva.
La verdad es que el tiempo se detuvo. Rar estaba seguro de que todo había terminado y un pensamiento irónico le llenó la mente. Qué difícil era superar a Kanan, hasta en lo que debería ser una cacería sencilla. Fue sorprendente ver salir la punta de lanza llena de sangre desde la garganta y detenerse a unos milímetros de la nariz de Rar, antes que el animal cayera a un costado del hombre.
La mirada de Rar conectó con la de Kanan. Había preocupación en la de Kanan, quien respiraba agitadamente, sin despegar los ojos de él.
—¿Estás bien?— preguntó Kanan con verdadera preocupación y se acercó para tomar al animal y retirar el peso que aún estaba sobre Rar.—¿Te hirió?— insistió.
Rar estaba bañado de sangre del animal, no habia atinado a tratar de levantarse ya que aún estaba conmocionado, aunque no hacía falta; ya se ocupaba Kanan de ayudarle a ponerse de pie.
—¿Rar está herido?— preguntó un cazador más, que apenas llegaba.
—Claro que no— dijo Kanan— alcanzó a atravesarlo con el arma, antes de que el animal cerrara la mordida
Kanan no sólo le había salvado la vida, ahora también resguardaba su imagen de cazador.
—Pues no se libró de toda esa sangre— rió el otro hombre y se acercó a la presa—. Es más grande de lo que teníamos contemplado.
—Y resultó ser más listo— dijo Kanan, acercándose al cuerpo—. Ha sido un digno rival
—¿”Digno rival”?— por fin habló Rar—; sólo es un animal.
Kanan no contradijo a Rar, pero se notaba que no tenía la misma opinión; se notaba que Othok pensaba igual que Kanan y que no objetaba a Rar precisamente por eso. De hecho Rar estaba seguro que Othok había notado la mentira de Kanan y sabía lo inútil que Rar fue para defender su propia vida.
Al final Rar tuvo que guardarse su indignación y ver la manera en que el resto de los cazadores llegaron para tratar a la presa. Todo se llenó de camadería, mientras la carne era empaquetada y se hacían planes para la presa de mañana.
—¿Por qué insistes en cubrir los errores de Rar?— preguntó Othok, cuando compartían licor, alrededor del fuego, al centro de la aldea—. Un día va a lograr que hieran a alguien, a parte de él.
—Rar solo necesita una oportunidad para mejorar— dijo Kanan.
—Me ha quedado claro que tú vas a darle una y todas las oportunidades que sean necesarias, pero creo que es momento que ambos vean que no todos los hombres nacen para cazar.
Kanan emitió un suspiro y bebió su licor para evitar responder de inmediato. Las risa entre los compañeros de caza aumentaron cuando el viejo líder de la aldea hizo su aparición y reconoció al grupo su logro. Después se acercó hasta Kanan y le palmeó un hombro con gesto fraternal.
—Hay una verdadera fiesta en este lugar— rió el viejo— fue muy problemático lograr que Azarha se quedara en casa.
Kanan enrojeció al escuchar eso.
—Mi hermana ya no es una niña para meterse en las celebraciones de los cazadores— bufó Othok— Como la hija del jefe, debe saber que se espera cierto comportamiento de ella.
—¿Y no se espera cierto comportamiento del hijo del jefe?
—No voy a convertirme en jefe— gruñó Othok— ¡Qué aburrimiento!
—No todos loa hombres nacen para ser cazadores— devolvió Kanan a su amigo y bebió licor para no soltar una carcajada, al ver su indignación.
—¡No voy a ser jefe!— exclamó Othok, siendo escuchado por los demás, quienes rieron.
—Othok no tiene la paciencia que debe tener un jefe— puntualizó uno de los chicos.
—Nos mandaría castigar, sin siquiera escuchar argumentos— dijo otro y un mar de risas se dejó oír.
—Temo que debes buscar otro sucesor, padre.— dijo Othok— afortunadamente mi hermana tiene cualidades de líder, sólo debes encontrarle un buen compañero
—O dejar que se convierta en la primer Jefa en Derol— dijo Kanan, atrayendo la atención a su persona— Azarha tiene cualidades de líder, es una persona compasiva que se preocupa porque todos logren su mejor potencial.
—Justo las cualidades de alguien que conozco— Othok palmeó el hombro de Kanan— ¿Cuántos años tenia mi hermana cuando empezó a perseguirte? Deja de correr Kanan, y permite que mi hermana te alcance.
—Quizá lo haga— dijo Kanan y las risas aumentaron.
Todos reían. Todos compartían la simpatía del jefe de Derol por Kanan.
Solo Rar bebía en silencio, viendo eso mismo.
Cuando Rar llegó a casa, luego de la eufórica celebración de los cazadores, no estaba más relajado o feliz. De alguna manera pasó algo importante, algo que sólo Rar notó.
Había escuchado la platica entre Othok y Kanan, antes de la llegada del jefe, y hubo algo realmente interesante. La verdad es que Rar estaba de acuerdo con Othok: Kanan le tenía demasiada consideración.
La verdad es que Rar ya tenía bien asumido que no tenia cualidades de pescador… ni de curandero. Ayer se había dado cuenta que no sería cazador tampoco. Menos mal que no tuvo que darse cuenta siendo herido o muerto por ese animal. Y, para ser honesto, insistió en probar habilidades en la cacería por Kanan; fue él quien le animo a no abandonar… a seguir tratando.
Kanan le seguía protegiendo y apoyando, pese a que era obvio que Rar no tenia habilidades para cazar.
Kanan le mimaba demasiado.
De principio Rar pensaría que estaba en una posición similar a la de Othok, pero justo en esa celebración, observando mejor el intercambio entre los dos, comprendió que no era así.
Rar se atrevería a pensar que tenía ventaja sobre Othok.
¿En serio? ¿Podía ser “eso”?
Rar no era famoso por sus múltiples habilidades físicas… aunque sí era el más observador.
En Derol, se apreciaba la inteligencia para manejar las plantas curativas, seguido por la cacería y la pesca. Quien no tenía eso, no tenía nada.
Afortunadamente, habia algo que repudiaban más: las relaciones amorosas o sexuales entre personas del mismo sexo. Pese a ello, no era algo de lo que los aldeanos hablaran libremente, no se trataba de un tema constante ya que lo consideraban una pérdida de tiempo, pero no dejaba de ser repudiado.
Pese a ello, no era algo de lo que simplemente se pudiera acusar a alguien. Aunque Rar tuviera la seguridad de estar en lo correcto de haber acertado en su observación, no podía simplemente evidenciar a Kanan. Además no ganaría nada.
Y, si de algo estaba seguro Rar, es que quería ganar. No precisamente a Kanan, pero sí a su situación. Kanan era el favorito de Ofreth, el actual jefe de Derol. La hija del jefe, tenía evidentes intenciones amorosas con él, y Othok, hijo del jefe, era su mejor amigo. Además muchos habitantes de Derol lo apoyaban y apreciaban.
Rar quería eso. Fue animado por Kanan para buscar aquello en lo que era hábil y Rar sólo se dio cuenta que no era hábil en nada, al menos no lo que quiso, al inicio, porque ahora Rar supo que sí descubrió algo que valía realmente la pena.
Y pensaba aprovecharse de el, para lograr lo que siempre soñó.
********
—Ya no tienes que venir a invitarme a cazar— dijo Rar con tranquilidad— creo que puedo aceptar que no es lo mío.
Kanan permaneció en silencio y estudió la calma con la que Rar decía esas palabras. La verdad es que lucia tranquilo, como si se estuviera dando cuenta de algo importante y ahora pudiera aspirar a algo mejor.
—Dijiste que querías ser cazador— trató Kanan— pensé que podría ayudarte.
—En realidad no has dejado de ayudarme— Rar le miró con una sonrisa— . Cuando traté de ser pescador, me ayudaste… quise ser curandero— enumeró con una sonrisa— y trataste de ayudarme.
—Es lo que hacen los amigos— se encogió de hombros Kanan.
—¿Y cuántos años llevamos de eso?— recordó Rar.
Kanan permaneció en silencio, ¿cuánto tiempo había pasado?
Su primer encuentro con Rar fue ayudándole a recolectar fruta, luego que la canasta que llevaba se rompió. Ambos eran sólo unos niños.
Kanan se acostumbró a ayudar a Rar en todo lo que podía y a cambio escuchaba sus sueños. Admiraba a Rar por tener tan altas aspiraciones cuando Kanan no tenía ni idea de lo que sería el futuro.
Si, bueno, era verdad que Rar cambiaba de ambiciones muy a menudo. Primero pescador, después curandero, después cazador…
No podía esperar a saber qué era el nuevo deseo de Rar.
Kanan no tenía deseos. Lo único que quería para sí, estaba prohibido.
Mejor ser lo que los demás querían; ser el próximo jefe de Derol le permitiría ayudar a su aldea y mantenerse alejado de perversos pensamientos.
—Somos amigos— insistió Kanan.
—Me acabo de dar cuenta— Rar le tocó un hombro— que soy privilegiado. Yo te acepto tal cual eres, Kanan, no lo olvides— le dio un buen apretón y caminó hacia su hogar— Mejor ve con los demás; no van a cazar nada sin tu ayuda.
***********
Algo había cambiado.
Kanan podía admitir que no habia podido comprender bien la situación y eso le molestaba un poco. Anteriormente sabía perfectamente la posición en la que estaba. Conocía bien lo que podía hacer o no, incluso tenia perfecta seguridad de que las cosas no cambiarían.
Y estaba bien.
Había asumido perfectamente lo que podía o no pasar, pero ahora existía una incertidumbre que no le daba certeza sobre la manera en que podía actuar.
Rar había cambiado desde que Kanan lo rescató del animal que estuvo a punto de lastimarlo. Lo usual era verlo necio al correr tras su sueño. Kanan ya sabía que su amigo no tenía habilidades, pero aun así le ayudo en la medida de sus posibilidades. Y Rar era necio; hacía falta algo más que las fauces de un animal para hacerle desistir.
El Rar de los últimos días era…. ¿coqueto?
Kanan gruño con molestia, llamando la atención de su padre, quien le miró de reojo. El joven machacó las hierbas con fuerza, a medida que el pensamiento volvía a llenarlo.
—Se derrama— escuchó decir a su padre y Kanan se detuvo, viendo el desastre que estaba causando—. No eres de los que hablan mucho— continuó el hombre—, pero no olvides que ayuda a aliviar el alma.
Kanan no sabiía si necesitaba aliviar su alma, aunque sí le vendría bien la opinión de alguien más para comprender lo que estaba ocurriendo.
Lo malo es que ese tema en cuestión no podía hablarlo con nadie.
—Estaré bien— aseguró
—No tienes que estar nervioso por tu próximo enlace con Azarha— dijo Teno.
Kanan tragó ante esa mención.
—No sé si lo haré bien— dijo con un poco de nervios.
Padre se acerco para palmearle en hombro, el gesto debió calmar a Kanan, pero las palabras que lo acompañaron, sólo aumentaron la incertidumbre:
—Lo harás bien— aseguró Teno— Ten la seguridad que tu madre debe estar feliz con el camino que has tomado. Ser el próximo jefe de Derol habla de la confianza que la gente tiene en ti. ¿Cómo no habría de estar orgullosa?
Kanan tenia ganas de echarse a reír como un loco.
De pronto todo se reducía a eso: “Haz que se sienta orgulloso”.
Padre era un brillante curandero y su intención inicial era que alguno de sus dos hijos decidiera aprender el oficio. Sin presión pero siempre destacaba lo orgulloso que se sentiría, si eso pasara.
Lástima que Kanan y Kaleth se habían aficionado a la cacería, dejando de lado el oficio de Padre. Lástima que Kaleth calculó mal una presa y murió hace dos ciclos, en una cacería.
Claro que Teno lloró la muerte de su primogénito. Fue la segunda pérdida en su familia. La primera ocurrió cuando Kanan nació, ya que su madre no resistió y dejo este mundo.
Pero Teno no tenía tiempo para dejarse arrastrar por el dolor, tenía dos hijos por los que continuar.
Kanan había aprendido a amar a una madre que no conoció gracias a lo que su hermano mayor le confiaba, después vivió el dolor de perder a Kaleth.
Cuan simple y arriesgado era su hermano que vivió feliz, aunque provocó tanto dolor a los demás, incluido al propio Kanan.
Fue duro comprenderlo, y aún más duro decidir que no quería hacer lo mismo.
La felicidad de Kanan, como lo fue la felicidad de Kaleth, sólo provocaría la desgracia en otros.
Mejor no.
Mejor seguir por el camino actual. Después de todo, el mismo Teno se había contentado con un hijo Jefe, y no un hijo curandero.
—Lo sé — sonrió Kanan a su padre. — es lo correcto.
*************
—Mi hermana esta insoportable— gruñó Othok, comiendo una fruta que había sido un regalo para Kanan.
—Las chicas son así— restó importancia Kanan.
Habían ido a pescar juntos, aunque holgazaneaban bajo una fresca sombra, mientras las redes permanecían abandonadas.
—¡Mi chica no es así! — defendió Othok al instante, haciendo que Kanan sonriera un poco—. Ella es dulce y gentil.
— Es normal que no veas a tu hermana de la misma manera— dijo simplemente.
— No puedo imaginar lo que viste en ella.
—Porque es tu hermana— insistió Kanan lacónicamente.
Othok guardó silencio, haciendo que el ambiente se relajara más y tomó una piedrecilla para arrojarla al agua.
—No has pedido enlazarte con mi hermana, pero ya todos lo dan por hecho— rumió —. Quiero que sea así de simple para mi.
—Iré esta noche— informó Kanan, sin abrir los ojos y sintió el golpe de su amigo, a quien vio asombrado—. Iré. Ya le he pedido a Padre que me acompañe.
—No estas bromeando.
— ¡Que grosero!— se quejó Kanan—. No iba a dejar que hicieran todo sin mi participación.
—¡Hablas en serio!— insistió Othok.
Kanan bufó y se giró para dar la espalda a su amigo.
—Entonces también lo haré— le oyó decir — Iré con la familia de Jadeth y pediré formalmente nuestro enlace.
—De pronto todo serán enlaces— ironizó Kanan.
— Iré después, tonto. Si me atrevo a lanzarme el mismo día que Azarha, estará furiosa conmigo permanentemente.
—Las chicas son así— tranquilizó Kanan a su amigo y se incorporo para palmearle la espalda.— Estoy feliz por ti y por Jadeth. Cazaré para su enlace.
—Sospecho que mi enlace no tendrá el mismo alboroto que el de mi hermana.
Kanan sabia que no. Ese enlace podría ser tomado como una sucesión del Jefe de Derol, y estaba seguro que Ofreth así lo haría. Era un secreto a voces.
Kanan estaba aceptando asumir el liderazgo de Derol. Tal como anunció, esa noche se hizo acompañar de su padre al recinto del Jefe, anunciando sus ya conocidos intereses. Teno y Ofreth celebraron con fino licor, mientras Kanan charlaba con Azarha.
El tema de la sucesión molestaba un poco a la joven, y Kanan podía estar de acuerdo con ella, ya que seguía considerando que era lo suficientemente lista para ejercer el cargo por si misma. Sus padres, sin embargo, parecían insistir con algo mas tradicional.
A lo mejor ese era el problema. Todo en Derol era tradicional y ahora Azarha se veía obligada a mandar al lado de un varón.
—Afortunadamente he elegido bien.— dijo ella con satisfacción y posó sus ojos en Kanan. —No imagino la posible elección que pudo tener padre.
Ese comentario tomó por sorpresa a Kanan.
—Pensé que también había sido elegido por tu padre.
—Eres su favorito— aclaró ella— pero siempre tuvo en mente que pudieras no querer acceder. No me dijo quién, pero tenía otra opción.
—Tu no necesitas de un varón para ser buena jefa— opinó Kanan—. No me necesitas.
Azarha se encogió de hombros
—Así son las cosas en casa— ironizó.
Kanan jadeó al percatarse de algo muy importante.
—No me amas.
Ella le miró con tranquilidad.
—En eso estamos igual— trató de confrontarle con una sonrisa— al menos somos buenos amigos Kanan.
Kanan no dijo nada; la verdad es que escuchar eso le hizo entristecer viendo que ambos estaban atrapados. Ahora trataban de aferrarse a lo correcto, a pesar de que no les daría felicidad.
—No todos están destinados a ser felices en Derol— musitó con suavidad.
Azarha le tocó suavemente una mano.
—Cuando seamos jefes, vamos a cambiar eso.
De alguna manera parecía que Azarha no hablaba sólo de ellos dos, lo que aumentó la admiración de Kanan.
Esa mujer no le necesitaba para liderar en Derol, pero la tradición la obligaba a tomar un varón. Que le hubiese elegido, aligeraba el peso en el pecho de Kanan, quien se sintió más motivado para trabajar en el futuro del que ella hablaba; un futuro donde la gente de Derol pudiera ser feliz.
**************
Cuando Kanan abrio, se encontró con la sonrisa de Rar, quien balanceaba un recipiente de exquisito licor.
—Todos en Derol hablan de ello— dijo Rar y entró sin ser invitado— ¡Debemos celebrarlo! Llama a tu padre para que nos acompañe.
—Padre viajó en busca de unas hierbas — dijo Kanan.
—Pues a celebrar nosotros dos— Rar ya tenía dos cuencos en las manos y sirvió licor.
Inesperado.
Kanan compartió bebida con su amigo, pensando en lo curioso que resultaba que estuviera celebrando su próximo enlace, cuando sabía que eso no le haría feliz.
“La clave es servir a los demás” se consoló y bebió el resto del licor de su cuenco, sólo para ver que Rar volvía a llenarlo.
—Yo sé lo que escondes, Kanan— dijo Rar, mirándole desde una esquina, con un cuenco lleno de licor en una mano y la botella en la otra— Derol no es para ti— le apuntó— aun así vas a sacrificarnos a ambos.
Kanan disimuló su turbación y posó la mirada clara en Rar.
—¿Pensaste que no lo notaría?— rió Rar—. No eres tan discreto, una vez que alguien pone toda su atención en ti. Lo que no he podido descifrar es hasta dónde vas a llevar esto.
Kanan no dijo nada. Parecía que Rar estaba ebrio, así que esas palabras podrían ser dichas sin sustento. Además le inundaba un terror paralizante, tan solo al tratar de dar sentido a ese discurso.
Porque esas palabras podían tener un especifico sentido que involucraba a ambos de una manera inimaginable.
—Estas borracho— justifico Kanan para minimizar la intención de los dicho por Rar.
—¡Claro que estoy borracho!— se carcajeó Rar—. Te atreves a apoyar todas mis metas, aunque sabes que no lograría ninguna y, ahora que lo entiendo, decides dejarme.
Rar se puso de pie.
Lo hizo de una forma tan repentina que Kanan se puso alerta, pero no pudo escapar cuando lo acorraló contra la pared.
Estaba muy cerca.
…demasiado…
—Dime que estoy equivocado— susurró Rar. Su aliento golpeaba la mejilla de Kanan, haciéndole estremecer.
De pronto, todo cambió. El sacrificio de Azarha ya no parecía tan importante.
La felicidad le estaba abofeteando la nariz con descaro.
—No…— trató Kanan.
—¡Vámonos lejos!— Rar se apartó. Se veía entusiasmado— No tienes que sacrificarte. Hay lugar para los dos
—¿Rar?
—¡Mañana a media noche!— continuó haciendo planes y se pasó una mano por el cabello— Es tiempo suficiente para tomar lo más importante— entonces se detuvo y lo miró— a menos que esté equivocado y no te sientas igual, Kanan.
¿Qué responder?
—¿Por qué me dices todo esto?— cuestionó en cambio Kanan. — ¿No temes que te delate?
Rar se rio.
—Eres demasiado bueno para delatarme— dijo con seguridad— podrás sentir mucha pena por mis gustos, pero prefieres que sufra a la distancia, a que los demás me miren con asco o sea expulsado de Derol
¿Tan transparente era?
—Por eso— Rar se acercó y le tomó de las manos— debes decirme lo que sientes. ¿Tú me quieres?
—No es lo mismo— Kanan trató de evadirlo.
—¡Te gusto!— dedujo Rar— No importa, tenemos algo con que empezar.
La verdad es que fueron justo esas palabras las que convencieron a Kanan. Hasta el momento había andado por el sendero que los demás dictaban, Rar le estaba ofreciendo algo que realmente deseaba, pero que no se atrevió a buscar, le daba algo con que empezar y no algo a lo que adaptarse.
Por eso aceptó huir con él.
Era una oportunidad de ser libre y, tal vez, alcanzar la felicidad.
Kanan tomó solo algunas armas y objetos. Podrían cazar y pescar en lo que se establecían, después podrían intercambiar algunas hierbas medicinales. También empaquetó las pieles mas compactas
Cuando tuvo todo listo, sintió un pinchazo de emoción. Esa sensación habia sido prácticamente exclusiva de su infancia, cuando el futuro parecía mas prometedor.
Iba a escapar… y probablemente podría enamorarse de alguien que le gustaba a él y no a los demás.
Estaba aterrorizado por la emoción y se echó a reír.
************
Desde que Kanan puso un pie fuera de casa tuvo la fuerte sensación de que algo iba a ocurrir. Algo terrible.
La respiración le fallaba, a medida que cada paso le alejaba de la aldea.
Varias veces estuvo a punto de volver. De hecho se había detenido en seco, tratando de calmarse y pensando en lo injusto que era estar tan aterrado cuando estaba por hacer algo para sí.
El solo pensamiento le hacia enfadar; era ese enojo lo que lo motivó a continuar.
Finalmente llegó a las afueras de la aldea, justo junto al puente colgante sobre el profundo río.
Rar no había llegado, pero Kanan se sintió un poco más tranquilo y trató de aligerar la tensión.
Aunque Rar no llegara, él continuaría con el viaje, decidió en ese preciso momento.
Madre fue muy amiga de una mujer llamada Rina, quien se enlazó y estableció en Irca.
Las habladurías de Rina se habían vuelto un tabú, ya que su pareja acogió a un tercero; justo el primo de Rina, un hombre.
Trataría de establecerse ahí.
—Ahora ya tienes un plan— Kanan se felicitó.
—¿Ya hablas solo?— se escuchó la voz de Rar, quien iba llegando.
—Tuve tiempo de pensar las cosas— Kanan le miró y frunció el ceño.— No traes nada.
—No necesito más de lo que hay aquí— aseguró Rar, se acercó para abrazarlo. Y lo besó.
Fue un movimiento realmente sorpresivo… sin mencionar que se trataba del primer beso de Kanan.
De alguna manera, ese torpe beso ganó un significado muy especial para Kanan, quien cerró los brazos en torno a la cintura de Rar para acercarlo un poco más.
Quizá sí podía plantearse amar a Rar.
—¿Kanan? — Se escuchó una impactada voz.
Kanan abrió los ojos y giró un poco el rostro para ver a su sorprendido amigo Othok.
Othok no debería estar ahí.
Kanan se obligó a notar otras cosas importantes: era él quien apretaba el cuerpo tenso de Rar, quien había apoyado las manos en sus hombros para apartarse.
Rar lo estaba empujando. El gesto en el rostro de Rar era…
—¡Te dije que no era uno de “esos”!— bramó Rar.
Su voz. Habia tanta satisfacción en la voz de Rar…
Kanan se rió de sí mismo por haberse cegado ante la primera oportunidad.
Bueno, evidentemente iría a Irca sin Rar.
—¡Fui yo quien se dio cuenta!— continuó Rar— planeaba engañarnos y tomar el puesto de Jefe. ¡Nos habría llevado a sus asquerosas practicas!
—¡Cállate!— gritó Othok.
—No puedes ponerte de su lado— se indignó Rar.
—¿En serio estás soltando toda esa mierda de la única persona que te vio como un amigo? — Othok parecía estar mas indignado con Rar.
—No es necesario que me defiendas— pidió Kanan.
—¡Es que es tan idiota!— Othok bufó— Realmente no se ha dado cuenta de lo que acaba de hacer— caminó hasta Rar y le dio un empujón— Kanan no ha dejado de ser bueno contigo, ¿Y así le pagas?
—Basta, Othok
—¡No, Kanan! Que lo sepa— volvió a observar a Rar— Nadie del grupo te quería cerca, pero aceptaron por Kanan. Te estuvo defendiendo siempre.
Un profundo silencio acompañó a esas palabras. Rar frunció el ceño con desagrado.
—Ya lo sabías.
Kanan se sorprendió al escuchar eso.
—Derol debe cambiar— dijo Othok— Kanan no es un extraño y es tu amigo… Mi amigo.
Othok volteó para enfrentar a Kanan y tragó.
—Ya no quiero ver que odien al hijo o al hermano de alguien por no seguir la “tradición”… Todos tienen derecho a alcanzar la felicidad.
Kanan tuvo vergüenza. No se había dado cuenta que Othok le conocía tan bien. Se acercó para disculparse; sin embargo, la afilada daga en mano de Rar apareció más rápido, deslizándose con siniestra facilidad en la garganta de Othok.
—Afortunadamente tengo un plan de respaldo— se regodeó Rar, ante la horrorizada expresión de Kanan y empujó a Othok al suelo para clavar la daga en su pecho, justo cuando el joven trataba de cubrir el corte en la garganta con ambas manos.— ¡Rápido!— gritó con todas sus fuerzas— ¡Acaba de matar a Othok!
La furia cegó a Kanan, era una emoción que le ahogaba y extrañamente le dio la fuerza para lanzarse encima de Rar y comenzar golpearlo.
—¡Te voy a matar!— bramó con lágrimas en los ojos, sin dejar que Rar levantara las manos para defenderse.
La sangre comenzó a salpicar por todos lados.
Kanan debería sentirse horrorizado, pero no era así, no con Rar.
El problema es que no pudo continuar. Unos poderosos brazos le apartaron del despreciable asesino, y de pronto, los golpes fueron recibidos por el cuerpo de Kanan.
No pudo hablar para preguntar o explicar algo. Los golpes seguían y seguían.
Entonces todo se detuvo.
Rar se levantó tambaleante y le miró desde arriba. Recibió una lanza y la elevo con clara intención.
Al final de cuentas, Othok tenia razón, no debió defender a Rar.
Kanan emitió un desgarrador grito cuando Rar clavó la punta de la lanza en su rodilla derecha.
Que la inconsciencia llegara, fue una bendición.